Es una técnica que se utiliza para combatir la flacidez, grasa localizada, mejorar cicatrización, estrías  y celulitis. 

Consiste en la aplicación con microinyecciones,  vía subcutánea de gas dióxido de carbono (CO2), en el cual se mide la dosis, velocidad y temperatura a aplicar, según el área a tratar. No suele ser un tratamiento doloroso, aunque lo normal podría ser sentir un pequeño escozor y enrojecimiento en la zona por unas horas. 

El objetivo de este tratamiento es mejorar la oxigenación de las células corporales, mediante el aumenta de  la circulación sanguínea (razón por la que es una buena opción en  la cicatrización)  y reducir el volumen de  la grasa acumulada, haciendo de esta manera que la celulitis y estrías mejoren, de esta manera se consigue una mejor apariencia de la piel, tejidos más firmes y de mejor calidad; por la que también puede ser aplicada en áreas como brazos, ojeras, piernas, etc.

Dependiendo el área a tratar se sugieren de 5 a 10 sesiones, 2 sesiones semanales, sin necesidad de guardar reposo. Puede combinarse con otro tipo de tratamientos de reducción, una vez el médico este bien informado y debe ser acompañado de hábitos saludables de alimentación y régimen de ejercicio físico para resultados óptimos.