La piel requiere de cuidados diarios, y a medida que pasan los años, estos cuidados se van haciendo cada vez más y más necesarios hasta llegar a ser imprescindibles. 

Hábitos como nunca ir a dormir con maquillaje y realizar un desmaquillado suave, hidratarla con una crema de fácil absorción, el uso de antioxidantes en la piel, fotoprotección diaria, serum y concentrados de vitaminas según la época y necesidad de la piel, harán que una piel luzca radiante y saludable.

Una piel deshidratada es una piel sin luz, opaca, áspera, con poros grandes, que luce mayor y con signos de cansancio evidentes como lineas de expresión frontales, entrecejo, perioculares o peribucales. 

La piel tiene memoria de lo poco o mucho que ha sido cuidado con el paso de los años, de la exposición solar que ha recibido y de los factores a los que ha sido sometida.  Pequeñas lesiones en la piel como pecas, manchas, cambios de coloración, líneas de expresión, flacidez y otras características,  nos van contando la historia de hábitos y cuidados a los que ha sido expuesta. 

La base de una piel saludable es una buena hidratación, y para que todos los tratamientos médicos estéticos invasivos o no invasivos tengan los resultado deseados en la piel; esta característica es fundamental para lograr los resultados con tratamientos mínimamente invadidos como la toxina, PRP o un bioestimulador cutaneo. 

Consultar con tu especialista de la piel cada cierto tiempo es necesario para obtener la guía según el estado de tu piel actual. Factores como los hormonales, estres, viajes, cambios de clima, son las principales razones en donde insistimos a nuestros pacientes que deben acudir a una revisión y así prevenir el deterioro o enfermedades en la piel.